sábado, 15 de agosto de 2009

REVIVAMOS EL ESPIRITU REVOLUCIONARIO


Retumban los tambores, el jolgorio de todo un pueblo renace cada año como renovando vanamente ese sentimiento olvidado en los corredores del tiempo, y deficientemente aplicado por una nueva generación de arequipeños, que solo se encarga torpemente en dilatar la recuperación de esas tradiciones y costumbres netamente arequipeñas.
Son estas fechas, las que incesantemente hasta el hartazgo, debemos cuestionarnos por que debemos sentirnos orgullosos de ser arequipeños? O es que la sangre no bulle a mil cuando se mansilla la honra y el orgullo, de aquella patria que generosamente nos cobijo como a sus hijos? Motivos sobran, lo importante, recobrar lo que tiempo y los seudo arequipeños se han encargado de apartar de nuestro alcance, nuestra identidad. Uno de los defectos de esta generación, no haberla cultivado e influido profundamente en nuestros corazones. Una lección amarga, con desastrosas consecuencias. Visible solo para aquellos que han nacido con esa virtud de amar, este majestuoso e imponente territorio. Arequipa de antaño a comparación con el presente ha sido mutilado y totalmente ultrajado por sus irresponsables habitantes, vacilado y humillado por sus autoridades. Infinidad de situaciones impunes, reconocidas sin asumir responsabilidad, desconociendo el origen del problema al cual hemos enfrascado a nuestra ciudad. Causa gracia aun escuchar en voces impertinentes la grandeza y belleza de nuestra campiña, algo no anda bien. Un error de información o la estupidez humana que nunca falta. ¿Qué aun existen campiñas de las cuales podamos sentirnos orgullosos? Cientos de miles de hectáreas han sido obligadas a convertirse en áreas urbanas o residenciales o actualmente ya son parte de ellas. Nuestro Rió Chili que bañaba nuestros bellos parajes, y muchas veces parte del paisaje de grandes obras de arte, hoy desprestigiado convertido en el basurero de Arequipa. Hoy, quien se atreva a dibujarlo tendrá que pensarlo muchas veces antes de realizar semejante proeza. Una ciudad en tinieblas, el asfixiante CO2 con el que nos hemos familiarizado se convierte en nuestro oxigeno mortal que nuestro organismo convaleciente lo rechaza. Cerró Verde, el desarrollo que solo nos trae penurias y contaminación con sus millones de partículas de azufre que se desplazan a pocos kilómetros de nuestra ciudad, causando enfermedades y muchos daños irreparables en tierras aledañas.
La distorsión en su totalidad de las costumbres arequipeñas, olvidadas y siendo desplazadas por costumbres oriundas traídas de otros departamentos. Celebraciones carentes de algún argumento propiamente de Arequipa agregado a la poca eficacia y formalidad en la organización de dichos eventos. Y un corzo de la amistad, cada año venido a menos, siendo uno de los más grandes ausentes el ingenio y la creatividad del arequipeño, organizaciones e instituciones con fines de lucro que tratan sacar provecho mediante la abrumante publicidad del cual ya estamos acostumbrados, los improvisados bailes y repetitivas danzas para el bostezo de toda una población que espera algo mejor, justificando el pago a los traficantes de lugares y ubicaciones para contemplar dicho espectáculo. Un trampolín de publicidad, el cual no fueron involucrados instituciones educativas para el presente año por la gripe AH1N1 (por el escaso tiempo) la mejor decisión que se pudiera tomar, al igual que desechar la participación por completo de agrupaciones políticas y gobiernos locales (las diferentes municipalidades). Ni hablar de los carros alegóricos, simplemente vergonzosos con el ínfimo ingenio. Merecedores de una ejemplar paliza y linchada por parte de los espectadores, que merecen un poquito de respeto. Que de turístico puede tener semejante “arroz con mango”. Me quede con las ganas de ver el corzo de Wong (realizado todos los años por fiestas patrias). Un maravilloso y impresionante espectáculo para el deleite de miles de peruanos, los trajes, la uniformidad en las danzas, los increíbles carros alegóricos traídos desde el mas aya de la imaginación de cualquier mortal. Simplemente anonadado, perplejo y orgulloso de ser peruano.
Finalmente el espíritu revolucionario del arequipeño, que duerme en el sueño de los justos, oleado por los tiempos de indiferencia, aquel león del sur retroevoluciono a ser un gato de sofá, un simple subordinado del sistema, aquel cañón que apuntaba hacia el corazón de Lima, hoy solo es el patrio trasero de Lima. Despierta arequipeño, haz honra de nuestros aguerridos, forjadores y revolucionarios arequipeños.

1 comentario:

  1. Leía artículos en internet y me encontré con este blogg, felicitaciones por el trabajo de difundir opiniones, es grato encontrar pensamientos que nos muevan un poco a la reflexión, un saludo atento
    Guillermo
    http://sites.google.com/site/difusionarequipa/

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