viernes, 13 de mayo de 2011

SOLO, EN CUIDADOS INTENSIVOS

Abogo por el cambio; cuando la receta de fuera o la automedicación no surge efecto positivo en el paciente, es de vital importancia corregir el medicamento o la medicación. El paciente llamado Perú padece de una enfermedad generalizada con el típico síntoma de un país tercermundista, agobiado y afligido por la corrupción, corroborado así por el análisis clínico, realizado por varios años.
Nos encontramos en el estado de coma más prolongado de nuestra historia republicana, las frustradas reivindicaciones sociales, el olvido y la dejadez de algunos nuestros derechos, como la ausencia del estado en algunos estratos sociales y la implacable indiferencia confundida entre todos sus habitantes han conllevado al país; a seguir postrado, en aquella oscura habitación de cuidados intensivos.
Cuando surge una posibilidad de cambio, hay que cambiar; pero no reivindicar ni mucho menos renovar la confianza a los mismos forajidos. El dilema, para el pueblo, por el pueblo; pero sin el pueblo… es la misma filosofía ortodoxa aplicada al pie de la letra por la desacreditada clase política.
Saben de nuestra enfermedad, suena a ironía. Los que hoy nos proponen un cambio sin corrupción y un país distinto de los noventa, son los mismos que propagaron esta enfermedad y que llevaron a la peor de las crisis de valores de nuestro país. El entorno del renovado fujimorismo son los mismos de hace 20 años, los mismos reciclados y con cuentas pendientes con la justicia.
Para al menos aplacar esta enfermedad se debe elegir la propuesta más seria y consistente que haga frente a la corrupción, un mayor énfasis en los órganos reguladores y de control del estado, una lucha impecable que comprometa desde los poderes del estado hasta el último policía “coimero”, claro pasando por los gobiernos locales. Cualquiera que infringiera o arremetiera contra la ley debe ser lapidado de por vida, no importando los cargos ni los puestos de confianza o la jerarquía que posean; autoridades, congresistas, jueces y servidores del estado deben someterse ante una riguroso ente de control y una política anticorrupción, realmente eficaz.
No es acertado, hablar de lucha anticorrupción, cuando existe en tu entorno cercano sujetos con un pasado degradable, ni mucho menos cuando tienes de padre a Alberto Fujimori y un tío (Montesinos) que “reservadamente” costeaba tus estudios.
Los que metieron sus enormes garras y uñas; hoy se encuentran en una situación expectante, en primera fila alistando sus valijas casi prestos a abandonar sus cárceles doradas o arrestos domiciliarios, porque si sale uno definitivamente salen todos o si no se olvidan de la lealtad al Ing. Fujimori y “boom” estalla el chupo y se desenmascaran entre “ratas”; salen más “vladivideos” del anonimato, empiezan a cacarear y alborotar el desagüe… Uno para todos y todos para uno; como buenos mosqueteros, saldrán de sus prisiones sandungueando al ritmo del baile del chino.
La mesa está servida, usted decide atragantarse o cambiar su menú diario…

¿LIBERTAD DE EXPRESION?...NO, NO, NO!

Es repugnante atestiguar lo que está pasando en nuestro país, más repugnante quienes están detrás y operan desde la clandestinidad o algunos desde de su palestra, arremetiendo con toda una campaña maquiavélica de destrucción y sabotaje contra el candidato presidencial Ollanta Humala, la prensa jugando el peor de sus papeles recordando por momentos los tristes pasajes de aquella dictadura fujimontesinista, los medios de comunicación, los llamados a tomar una posición firme y ética respecto al pasado vergonzoso, hoy se revuelcan en la misma cama sucia de hace 11 años, ciertos intereses de por medio pesan y desequilibran balanza a favor de la señora Keiko, la piñata y objetivo a bajarse es Ollanta Humala; claramente comprendido a la perfección por los medios de comunicación más influyentes de nuestro país, una campaña del miedo que no ha pasada desapercibida y recientemente denunciada y confirmada por nuestro Nobel peruano (Vargas Llosa), varios periodistas dados de baja y silenciados y en muchos casos renunciaron al no prestarse al complot emprendido por los dueños o directorios, muchos obligados a no cuestionar a la señora Keiko pero con carta libre para destacar los activos de su padre, periodistas o mejor dicho mercenarios que persiguen los mismos intereses que sus patrones o empresarios televisivos, radiales o prensa escrita.

¿Quiénes están delante de estos grandes medios comunicación? ¿Acaso, no son empresarios y ejecutivos? gente que solo hace dinero a costa de la información, saben del negocio rentable. Hoy por eso cuando vemos quienes están a la cabeza de las principales casas televisoras, radiales y prensa escrita; encontramos a gente que no tiene nada que ver con el periodismo, que solo son grandes hombres de negocios, relacionados a consorcios o grupos económicos. Ejemplo claro, el Grupo Comercio quienes tiemblan ante un eventual gobierno nacionalista y ante una posición mal llamada radical, ya que aparte de tener medios de comunicación influyentes (diario El comercio, América TV, Canal N, El Trome, Gestión y Perú 21) tiene un serie participaciones en el mercado con otras empresas transnacionales.

Es por eso su nueva adquisición; que se suma al batallón de aniquilamiento, junto a los ya conocidos Jaime de Althaus, Rosa María Palacios, Sol Carreño y Federico Salazar; se suma el invertido de Jaime Bayly, aquel personaje cuya homosexualidad hizo de tema preferido en sus programas nocturnos, aquel desviado y anómalo personaje que había hecho suyas las noches con sus típicos programas de farándula, aquel, que se besuqueaba y hacia de sus ridiculices el mas abominable espectáculo en aquellos días de dictadura fujimontesinista.

Es que acaso tú peruano de a pie, no recuerdas como los medios de comunicación se entregaron al servicio de la mafia, no recuerdas la venta de aquellas líneas editoriales al servicio del Doc. (Montesinos) en aquellos cuartos del SIN (Servicio de Inteligencia Nacional), los fajos y los ladrillos de dólares que servirían para enquistarse más años en el poder, muchos de estos hombres de negocios a cargo de los principales medios comunicación fueron víctimas de la ambición; sucumbieron ante sus principios y se tiraron como trapos sucios ante los pies del fujimontesinismo. Ahí están los Crousillat, los Shuts, los Winters y aparte toda esa gente innombrable de los típicos diarios “chicha”.

Algo similar se aprecia en la coyuntura, esto no es libertad de prensa, esto es libertinaje puro y decadente, seudoperiodistas al servicio del continuismo, y ansiosos de servir nuevamente al clan Fujimori.

Lucar, Delta, Aldo M., Cecilia Valenzuela, M. Saldaña, Jessica Tapia, Fritz Du Bois y sin irnos muy lejos, aquí en Arequipa el periodista de la Laptop; un tal Rosas, que se cambio el apellido y dirige Línea de Fuego… que tienen en común estos especímenes de la televisión, cada uno, con un estilo diferente y propio, uno más obstinado y cínico que otro, una más fingida e irónica que otra, uno más occidental y extranjero que otro, uno más sabiondo y antipático que otro, a cado uno de ellos los conocemos y sabemos del papel que desempeñaron en la dictadura. Todos escuderos a ultranza de la señora Keiko, por consiguiente de Alberto Fujimori y por consiguiente de Vladimiro Montesinos. Definitivamente en un futuro, estos “felipillos” y servidores de la mafia tendrán esclarecer sus verdaderos vínculos e intereses a los cuales se prestaron y hoy se prestan, toda esta campaña de satanización me hace recordar el año 2000, cuando supuestamente se quiso recuperar la democracia y no fue más que una farsa de Toledo y compañía. Una dictadura que se le aplaudió, y se le reconoció con creces sus logros durante todos estos años… Como también, la venia a las atrocidades y excesos cometidos, prueba de seguir revolcándonos en el mismo lodo y estiércol; es no haber apelado a una nueva constitución.