domingo, 4 de julio de 2010

JULIO, MES DE LOS CIRCOS

La fiesta de las elecciones municipales hacen retumbar nuevamente el ardiente ambiente político de todo el país, una cantidad, nada despreciable, de sillones municipales parecen ser el objetivo perfecto de miles de ciudadanos, quienes astutamente optan por mostrarse con sus mejores trajes posibles, extendiendo la mano a cuanto ciudadano se le acerque a implorarle alguna petición u obra particular para su respectiva jurisdicción, algunos recurren a todas a las artimañas posibles.

Ante la cercanía del cierre de inscripciones ante JNE, muchos alistan sorpresas para sus eventuales candidaturas, las apuradas e improvisadas alianzas o pactos políticos de agrupaciones y movimientos políticos solo resume la desesperación y el caos que se vive al interior de cada una de ellas, ante la carencia de liderazgo o algún tipo de problema económico para llevar adelante toda una campaña dura y “leal” entre cada uno de los candidatos. Las propuestas redundan y se cae en una suerte de reiteraciones y promesas eternas, obras trascendentales que solo se transcriben en papeles, quedando simplemente en proyectos; empolvándose en los archivadores de los municipios, pasado el periodo de gobierno municipal nuevamente son utilizados como “caballitos de lucha” para repetir el plato. Haciéndonos de lorna con bastante “yuca”.

Pocos municipios se salvan de las escandalosas gestiones municipales, poco por rescatar en realidad. Lo curioso del caso que una gran mayoría de alcaldes van a la reelección, definitivamente entramos en una contrariedad, reelegidos muchos y en pocos casos expectorados posiblemente convertidos en cadáveres políticos. Los habitantes de cada distrito no siempre eligen u optan por el candidato más idóneo o capaz; extrañamente eligen por alguna particularidad que no siempre esta apegado a la realidad, algunos atributos desequilibran la balanza hacia algún lado, como la personalidad, simpatía, la experiencia política, la capacidad profesional. ¿O porque no? Por el símbolo de la agrupación o el ritmo o el tema musical del candidato, o por algún tipo de favor político. Si no, ¿no creen que estaríamos mejor administrados?

Los presupuestos anuales que se manejan en cada uno de los distritos en proporción a sus habitantes, no siempre son utilizados al 100%, a veces ni siquiera se llega a utilizar menos del 50% antes de finalizar el último trimestre de cada año. El canon minero, cifra nada despreciable debería ser solo destinada para satisfacer y consolidar algunas necesidades vitales (programas sociales, agua, luz) de la población, solamente en los distritos más golpeados por la pobreza, pero muchas veces esos dineros se pierden en obras intrascendentes como en veredas, canchitas o parchados de pistas.
Se requiere contar con los servicios necesarios para vivir dignamente, implementar nuevos programas sociales que permitan el desarrollo y participación de la población, contribuir con la educación básica implementando nuevas tecnologías educativas como también mejorando las infraestructuras de los cientos de centros educativos. Y el tema de la seguridad, trabajando conjuntamente con la Policía Nacional, evitando así las fechorías y actos de violencia a los cuales la población está expuesta día a día.

La contienda política, no se alejara de lo pintoresco y curioso que sabe llevar como el sazón principal cada cuatro años, algunos le meterán sus ajos, otros meterán cuchara antes de servir el plato de fondo, muchos se quemaran durante el camino por no seguir al pie la receta “demagógica”, otros serán presas de las encuestas. Algunos se embriagaran con el trago del triunfalismo prematuro, otros recurrirán a prestarse la receta del otro ante sus limitaciones. Y el postre, tan dulce como traicionero lo pondrán los tránsfugas… pudiendo morir como el típico zancudo, tan goloso del poder.

En estas elecciones, que no nos sorprenda ver a rivales políticos dándose la mano o piloteando el mismo “coche”, tampoco no nos sorprenda ver imponiéndose al “caballazo” a los candidatos en las agrupaciones políticas; vulnerando el respeto a las elecciones internas en cada una de ellas, tampoco no nos sorprenda ver firmando pactos de no agresión entre todos los “judas del pueblo”. Tampoco no nos sorprenda ver comparsas de payasos llenos alegría y felicidad, como si no pasara nada, fingiendo realidades, tratando de tapar el sol con un dedo… después de desvalijar los patrimonios de cada municipio, que no nos sorprenda que muchos vuelvan a ser premiados con el voto y respaldo del pueblo encaminándose a ser funcionarios vitalicios…

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